Javier Elzo: “Los niños de hoy se educan como pueden”

Nadie en toda España ha escrito y hablado más de los adolescentes que Javier Elzo, catedrático de sociología en la Universidad de Deusto y uno de los referentes ineludibles a la hora de hablar de educación. Atiende a Pequejuegos con enérgicas respuestas producto de la pasión por su objeto de estudio y de la preocupación por la actual situación de los padres y sus hijos.

¿Cual es su retrato robot del adolescente español actual?

Pues lo cierto es que lo tienen más crudo que nunca. En teoría el joven o el adolescente de hoy en día debería tener el futuro más abierto que nunca pero esto mismo le crea incertidumbre, porque en la práctica no sabe donde ir. Hace generaciones uno podía predecir su futuro según donde había nacido. Hoy, el futuro abierto crea una incertidumbre muy grande.

¿Qué valores tienen?

Cuando hablo de valores de la adolescencia señalo la capacidad de adaptación que ahora tienen, pero es que no les queda más remedio. Ellos rechazan el intrusismo. Y la mayoría son buena gente. Son leales, honrados y tienen consciencia ecológica.

“Los adolescentes lo tienen más crudo que nunca: no saben a dónde ir”

Entre los contravalores están la dificultad para adquirir compromisos duraderos. El futuro no les preocupa. Su volatilidad se explica por la incertidumbre. Son individualistas más que solidarios, les cuesta adquirir compromisos.

¿También en las relaciones de pareja?

Sí. Son fieles mientras les funciona. Dicen aquello de “mientras dure”. Son parejas intermitentes, lo dejan, vuelven, lo dejan otra vez. Hay una gran volatilidad sentimental, pero es que es algo que también se ve en las generaciones adultas.

Casi la mitad de adolescentes ha vivido o vivirá un divorcio de sus padres. ¿Hasta qué punto les afecta?

¡Por supuesto que afecta! Afecta muy negativamente. Todos los jóvenes opinan que es un derecho fundamental, pero si les toca a ellos no les gusta. Eso sí, si ocurre en casa y sus padres se tiran los trastos, desean que se separen. Me llama la atención cuando algunas parejas dicen aquello de “separación civilizada”, pero eso hay que verlo después. La ideología individualista tiene mucha preponderancia en esta situación, porque la familia se ha convertido en una prótesis individualista. Los compromisos han quedado sustituidos por derechos individuales. Es una especie de glorificación del individuo “usted haga lo que quiera”. Ulrich Beck ha escrito un libro llamado Individualización y en su índice no están padre – madre – hijo, sino hombre – mujer – niño – niña.

Por enlazarlo: ¿Qué parte de culpa tiene la familia en este retrato? ¿Los cambios que ha sufrido como institución pesan en los hijos?

Es algo cierto y objetivo. Antes había un solución patriarcal, que tampoco es una situación agradable, y afortunadamente ha cambiado. La píldora ha sido clave en este cambio, porque ha permitido un cambio en su papel. Lo que ocurre es que la madre ha salido de casa sin que el padre haya entrado. Entonces se produce la situación de la casa vacía, en la que los críos crecen solos.

“La madre ha salido de casa sin que el padre haya entrado, de ahí la situación de la casa vacía”.

En Francia se inventó una solución consistente en pagarle un 70% del salario a uno de los padres si se quedaba a cuidar a los hijos. Eso significa valorar la educación de los niños. España, por contra, es el país que menos dinero dedica a esto en toda la UE de los 15. Con Zapatero se hizo una ley para la dependencia pero se olvidaron de los niños. Es un bien de todos que las mujeres trabajen, pero no en detrimento de los niños. Si en la historia de la humanidad y de los animales ha sido el género femenino quien se ha ocupado del cuidado de los menores es por algo. Entre cultura y naturaleza opto por la naturaleza. No es nada progre, pero opto por la naturaleza.

“Si la mujer es quien se ha ocupado siempre del cuidado de los niños es por algo”

Sylviane Agacinski, la mujer de Lionel Jospin, escribió un libro en el que decía que la maternidad es aquello que distingue a las mujeres como tales. Opino parecido. Hasta que la reproducción consista en los nueve meses en el vientre de la madre no podremos estar iguales. Y lo dijo Simone de Beauvoir: la mujer no se hace, nace.

¿Son iguales los papeles de los padres respecto a tiempo atrás?

Evidentemente que no. No se es madre igual que hace 50 años o a través de cada cultura.

¿Los niños se sienten más solos?

No. Pero se educan como pueden, con arreglo al tipo de padres que tengan, a la sociedad. Todo influye. Estamos realizando un estudio sobre drogas y escuela que saldrá publicado a finales de año. Esta mañana he escrito una frase en las conclusiones que dice “este estudio confirma por enésima vez que, estadísticamente, las mejores relaciones familiares y el mejor rendimiento escolar se correlacionan con un mayor interés por la lectura, la religión y el cuidado al medio ambiente y con un rechazo a las drogas y el alcohol”. Es para el País Vasco, pero es extrapolable al conjunto de España. Es una evidencia. Ellos mismos lo dicen si les preguntas por sus prioridades: “tener buenas relaciones familiares”. Eso son valores finalistas.

“Las mejores relaciones familiares y el mejor rendimiento escolar se correlacionan con un mayor interés por la lectura, la religión y el cuidado al medio ambiente y con un rechazo a las drogas y el alcohol”

¿Y los padres son conscientes de ello?

Sí. la mayoría, hay que decirlo, lo hacen razonablemente bien. Desean darles la mejor educación pero lo tienen crudo. Hay una categoría de personas que delegan la educación de los hijos en terceras personas, porque ellos se dedican a la cosa pública en el sentido más ámplio, son gente con responsabilidades de clase media y medio-alta. De pronto ha aparecido una categoría de persanas públicas con cultura individualista. Estos hijos sufren más que los hijos de padres que pueden ser más libres en el trabajo.

La mujer tiene derecho a vivir sola y criar un hijo, pero tendrá menos posibilidades de hacerlo que si lo criaran entre dos. Que los padres estén más tiempo en casa dependerán de los recursos económicos pero también de lo que quieran hacer con su vida.

Aterrizando en la escuela, en España ha habido un debate sobre la autoridad del profesor ¿cree que su figura está en crisis?

Hubo una crisis en los 80, cuando la disciplina estaba mal vista, se decía aquello de que yo no puedo influir en mi hijo. Hubo entonces un problema de autoridad por dejación, por progresía mal entendida. En los 90, cuando los padres entran en los consejos escolares, se produce un enfrentamiento con los profesores e intervienen en la calificación escolar. Muchos profesores se quemaron entonces y se queman ahora por su pérdida de autoridad ante los alumnos y ante los padres y madres. Entonces el profesor pasa a pensar en el fin de semana, en jubilarse, en aquello de “no me complique la vida”. Tengo amigos en secundaria que se tienen que enfrentar a madres que cuestionan sus criterios. Se ha perdido la autoridad.

“Muchos profesores se queman ahora por su pérdida de autoridad ante los alumnos y ante los padres y madres”

¿Deberían participar más los padres en la escuela?

Es que quienes participan son quienes menos lo necesitan. Son lo mejor que hay y los que más ayudan. Los padres de familia que son más de protestar lo hacen y ya no vuelven a aparecer.

Después está internet. La red puede socabar el poder del profesor. Ya no es el que más sabe, entonces hay que pasar del potestas a autoritas. Hoy es impensable la enseñanza sin internet. Enseñar a aprender con herramientas. Debemos establecer criterios, que sepan distinguir la basura de lo fiable. No pienso solo en violencia y sexo, también en transmitir que lo que obtienen debe ser veraz y legal, que hay derechos.

¿Qué consejos daría a un padre o madre con hijos que todavía no son adolescentes?

Los padres deben hablar con sus hijos, dedicarles tiempo, no hay más vueltas. Hasta los 10 o los 11 años deben jugar con ellos, salir con ellos, respetar sus horarios… a las 23 horas el niño debería estar en la cama. Son cosas muy sencillas. Respetar su ritmo, lavarlo.

Usted ha trabajado mucho en el campo de los valores ¿Cuales son los que deberíamos transmitir a nuestros hijos?

Los más importantes en esta sociedad tan incierta serían la autonomía y la competencia. Saber decidir por uno mismo es importante, lo mismo que ser competente, y eso no significa ser el mejor, sino aspirar a ser responsable.

Está de moda hablar de educación emocional. ¿Qué peso le da usted?

Es verdad que en el pasado no habíamos recibido nada parecido. No se hablaba de ello. Sí que es necesario. Cuando hablo con José Antonio Marina me habla mucho de ello, pero no me pidas cómo funciona porque soy sociólogo, no educador. Estoy contento de que tenga un espacio en la educación de los profesores, pero no se si da como para una asignatura.

Según su libro La voz de los adolescentes, los jóvenes viven centrados en o cercano. ¿Hay margen para educar en la esfera del otro, del trascendente?

Claro, pero porque ellos se plantean cosas. Se preguntan por qué están vivos, por qué hacer el bien o el mal, qué pasa con la abuela muerta. No conceptualizan, pero se lo plantean. Ante una película o un testimonio que les impacta responden con una demanda de sentido. Y las religiones son respuestas a preguntas de las personas.

España es líder en fracaso escolar y en abandono escolar y dos tercios de la población cree que la escuela va mal o muy mal. ¿Usted qué piensa?

Yo diría que va regular. Hay cosas que están mucho peor. La prueba es que cuando tú preguntas en encuestas por la confianza en instituciones, la escuela sale arriba. Soy sociólogo y la respuesta muchas veces está en la pregunta. ¿quien miente? Nadie, pero si tú focalizas en un contexto de crítica, no sale bien nada.

Imagen: Eusko-ikaskuntza.