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Actividades de verano: ¿Cómo elegir campamento?

Actividades de verano: ¿Cómo elegir campamento?
Fuente: SXC
Pau Farràs | 15/05/2012

Una de las mejores cosas que puedes hacer por tus hijos durante el verano es apuntarlos a unos campamentos en el monte. Les estarás regalando una oportunidad para vivir una experiencia diferente a todo lo que están habituados en la ciudad, les estarás educando en la sencillez, entenderán que la convivencia puede ser muy enriquecedora y aprenderán que la naturaleza puede ser, por sí misma, el mejor de los juguetes con el que pasar el rato.

A pesar de todas estas virtudes, a la mayoría de los padres les surgen distintas incógnitas alrededor de las particularidades de una acampada y, sobre todo, el impacto que pueden tener sobre el niño las diferencias con su día a día.

Lo primero que debes tener claro es que los campamentos están sujetos, en todo el país, a una serie de normativas muy claras, tanto a nivel estatal como, sobre todo, autonómico. Los campamentos tienen acotadas todos los aspectos de la seguridad imaginables, desde su situación geográfica hasta su alimentación, pasando por los protocolos de evacuación y las titulaciones de sus responsables, y para hacer cumplir esta ley los gobiernos autonómicos suelen mandar inspecciones a todos los campamentos que se organizan.

A nivel de las necesidades especiales que pueda tener tu hijo, existen campamentos para diabéticos, para niños con sobrepeso, para celíacos y para niños con discapacidades físicas o mentales, pero, además, la mayor parte de campamentos tienen protocolos para acoger los distintos tipos de necesidades especiales que puedan tener los niños que acuden.

A parte de esto, existen campamentos organizados por empresas especializadas y monitores profesionales y hay otros campamentos de monitores que ejercen sin ánimo de lucro. Es importante entender que, en este caso, pagar no asegura mejores servicios: los monitores voluntarios son educadores igual de cualificados, ya que la titulación exigida es la misma, pero ejercen de educadores porque les apasiona esta tarea, no por dinero, por lo que cabe esperar de ellos una mayor pasión, un entusiasmo y grado de compromisos más grande y una dedicación más auténtica y desinteresada que si se tratara de un trabajador más.